El Bosque Mágico
El Bosque Mágico ha servido durante décadas como refugio para aquellos que han sido rechazados y marginados por la sociedad humana, bien fuese por su naturaleza mágica o por su modo de vida. En el bosque han creado un espacio de tranquilidad y concordia, donde las criaturas pueden vivir en paz. En el mismo río que separa el bosque, vive sobre un viejo barco el fundador original de esta variopinta comunidad. Al oeste del río, se encuentran las hadas y elfas, celebrando un casamiento; y, no muy lejos, residen los habitantes originales del bosque, los gnomos, que han tomado muchas artes de otras culturas y las han hecho propias. En los caminos y escondrijos que existen a lo largo del bosque podemos observar como criaturas de toda clase llevan a cabo sus actividades cotidianas. Al este del río encontramos un campamento de orcos, los últimos que quedan después de que los humanos conquistasen y destruyesen su hogar original.
En el bosque han hallado un remanso de paz donde vivir y dado que todavía no confían demasiado, viven algo recluidos, aunque no se cierran al comercio. Vemos también en este lado la torre del astrónomo y el alquimista y diferentes casas construidas sobre los árboles, como la casa de la historiadora. Estas casas se encuentran conectadas entre sí mediante puentes que facilitan el tránsito entre ellas. Por último, sobre el propio bosque encontramos las Montañas Flotantes, elevadas por los Magos Arcanos hace siglos. Se dice que los actos que llevaron a cabo estos magos tiempo atrás fue lo que llevó a la aún vigente prohibición de la magia, y todavía hoy son temidos por los que habitan las ciudades. La realidad es que jamás bajan de sus montañas y son inofensivos, pero estas habladurías evitan que extraños se acerquen al pacífico bosque, permitiendo que la comunidad siga viviendo en armonía.
Dioramistas
Alex Zurbarán y Claudio
Castellón